lunes, 7 de julio de 2008

...sí, sí, obvio que es obvio pero por dios qué canción

Visiones de Johanna


No hay como que la noche te haga trampas cuando intentas estar tan tranquilo
Estamos aquí desamparados, aunque hacemos todo lo posible por negarlo.
Y Louise retiene un puñado de lluvia, tentándote a desafiarla.
Luces parpadean desde la galería opuesta,
Las cañerías de la calefacción tosen en esta pieza,
La estación de música country suena suave,
pero no hay nada, realmente nada que apagar
Sólo Louise y su amante, tan entrelazados,
y estas Visiones de Johanna que conquistan mi mente

En el vacío callejón donde las damas juegan
a la gallina ciega con la cadena de la llave
y las chicas de la noche susurran sobre sus escapadas en el tren nocturno
podemos oír al sereno, que enciende su linterna,
y se pregunta si está loco o son ellas
Louise está bien, sólo está cerca,
es delicada y parece un espejo
pero deja demasiado claro y conciso
que Johanna no está aquí.
El fant
asma de la electricidad aúlla en los huesos de su cara,
donde ahora estas Visiones de Johanna han tomado mi lugar.

ah, pequeño muchacho perdido, se toma tan en serio,
se jacta de su miseria, le gusta vivir peligrosamente
y cuando alguien menciona su nombre
habla de darme un beso de despedida.
Es cierto que tiene muchas agallas para ser tan inútil y todo
murmurando vulgaridades a la pared mientras estoy en el vestíbulo.
¡Oh! ¿Cómo puedo explicarlo? ¡Oh, es tan difícil conseguir!
Y estas Visiones de Johanna me tuvieron desvelado hasta el amanecer.

Dentro de los museos el Infinito sube a juicio
las voces repiten: “así es como debe ser la salvación después de todo”
pero Mona Lisa debía tener los blues de
la autopista,
lo puedes notar por el modo en que sonríe
Mira helarse la primitiva flor del papel mural
cuando todas las mujeres cara de gelatina estornudan,
escucha a ese con bigote decir, “¡Jesús…
no puedo encontrar mis rodillas!”
Joyas y binoculares cuelgan de la cabeza de la mula,
pero estas Visiones de Johanna hacen que todo parezca tan cruel.

El vendedor ambulante le habla a la condesa que finge preocuparse por él
diciendo, “nómbrame a alguien que no sea un parásito,
e iré a rezar una oración por él.”
Pero como Louise siempre dice,
“no hay mucho que ver, ¿eh, amigo?
Mientras ella se dispone para él.
Y la Madonna todavía no se ha mostrado,
vemos esta vacía jaula ahora corroída;
donde su capa de utilería una vez flameó
ahora el violinista camina hacia la carretera,
escribe “todo vuelve a donde pertenece,"
en la parte trasera del camión de pescado que carga,
mientras mi conciencia estalla
Las armónicas tocan tonos esqueléticos
y la lluvia, y estas Visiones de Johanna
ahora son todo lo que queda.

1 comentario:

Oliver Allen dijo...

1966; Blonde on Blonde. Robert Allen Z.